Quo Vadis, Aida?
Bosnia y Herzegovina (104′)

Zuzendaria: Jasmila Zbanic
Gidoia: Jasmila Zbanic
Musika: Antoni Lazarkiewicz
Argazkilaritza: Christine A. Maier
Aktoreak: Jasna Djuricic, Izudin Bajrovic, Boris Ler, Dino Bajrovic, Boris Isakovic, Johan Heldenbergh, Raymond Thiry, Emir Hadzihafizbegovic, Joes Brauers, Reinout Bussemaker, Teun Luijkx, Ermin Sijamija, Alban Ukaj, ver 9 más
Sinopsis
Bosnia, julio de 1995. Aida trabaja como traductora para la ONU en la pequeña ciudad de Srebrenica. Cuando el ejército serbio ocupa el pueblo, su familia está entre los miles de personas que buscan refugio en los campos de la ONU. Como participa en las negociaciones, Aida tiene acceso a información importante.
Sinopsia:
Bosnia, 1995eko uztaila. Aida NBEko itzultzaile gisa lan egiten du Srebrenica herri txikian. Serbiako armadak herria okupatzen duenean, bere familia NBEren kanpamentuetan aterpea bilatzen duten milaka pertsonen artean dago. Negoziazioetan parte hartzen duenez, Aidak informazio garrantzitsua eskuratzeko aukera du.
Sariak:
2020: Oscar Sariak: Nazioarteko film onenarentzako izendatua
2020: BAFTA sariak: Zuzendari onenaren eta atzerriko film onenaren izendapena
2020: Independent Spirit sariak: Mejor película extranjera
2020: Venezia jaialdia: Lehiaketa atal ofiziala
2020: Sevilla jaialdia: Sail ofiziala
ENTREVISTA A LA DIRECTORA JASMILA ZBANIC
Cuando se habla de acontecimientos históricos, es difícil olvidar lo que ocurrió después [la masacre de Srebrenica, que costó la vida a unas 8.372 personas]. Pero tu película, al igual que Dunkerque [+], te hace sentir como si estuvieras allí, ignorando el futuro.
Quería que los espectadores sintieran cómo fue, que se preguntaran: “¿Qué haría yo?” Para identificarse con Aida y acompañarla en su viaje. Quería que el público fuese activo y, con las tragedias como el Holocausto, la gente sabe lo que ocurrió, así que puedes centrarte directamente en el argumento. En este caso, fuera de nuestra sociedad, nadie sabe lo que ocurrió en Srebrenica; y yo necesitaba que entendieran quién es quién y cuál es la premisa. Sí, la gente conoce el resultado, pero esta película trata más bien de lo que ocurrió, y de los dilemas de una madre en una situación como esta.
¿Querías mostrar el conflicto de una persona que, como traductora, se da cuenta de que hay más versiones además de la oficial?
Ella está entre dos mundos: trabaja para las Naciones Unidas, pero forma parte de la comunidad local. Hay privilegios que van asociados a su insignia, pero ella es bosnia y su familia comparte el destino de los demás. Entre las historias reales, estaba la de un traductor que tuvo que traducir a su propia familia que debían abandonar la base; es decir, que los iban a matar. Me pareció un acto muy cruel tener que decirle a tu propia familia: “¡Os tenéis que marchar!”. Como si fueras tú quien los está sentenciando. La otra razón por la que quería que Aida fuese traductora era tener a una mujer que funciona como un personaje. Hace todo lo que está en su mano pero, en tales circunstancias, las acciones individuales son una aguja en un pajar.
Siempre nos contamos la historia de que, al final, habrá esperanza.
Como seres humanos, siempre tenemos esperanza, hasta en las situaciones más terribles. Por eso no necesité ponerlo en la película como un mecanismo, ya está en nosotros. Aunque las personas saben cómo va a terminar la historia, tienen esperanza. Por eso, mientras leía los testimonios de los testigos, pensaba: “¿Por qué no te dabas cuenta de lo que estaba pasando?” No se daban cuenta porque tenían la esperanza de que las Naciones Unidas los ayudarían; pensaban que era imposible que fuesen asesinados. La esperanza puede salvarnos, pero a veces nos ciega.
Otra cosa que tendemos a hacer, como seres humanos, es olvidar. O, al menos, intentar “volver a la normalidad”.
Para mí, no se trata de olvidar: no creo que las personas olviden. Pero la vida es como una cascada, tiene tanta fuerza que no puedes pararla. Vivir en la Bosnia de posguerra tiene muchas facetas distintas: las personas responsables de los asesinatos todavía ocupan puestos de poder, y los vecinos que formaron parte de la máquina de matar fingen no haber hecho nada. No es que todos los criminales estén ahora en prisión y sólo la gente honrada esté construyendo el país. 1.700 cuerpos todavía siguen desaparecidos y, después de 25 años, las madres todavía siguen buscándolos para poder enterrar a sus hijos. Todavía hay mucho negacionismo. La mitad de mi país, con una mayoría serbobosnia, rechaza la película, argumentando que es antiserbios. Los actores que interpretan a Aida y al general Ratko Mladić [Boris Isakovic], que son serbios, están recibiendo mensajes de odio y los medios de comunicación los llaman traidores. Es evidente que no hemos vuelto a la normalidad pero, ¿qué es la “normalidad”?
La interpretación de Jasna Đuričić se basa en reacciones y respuestas rápidas. ¿Lo ensayasteis antes? Aida siempre hace dos cosas a la vez: es decidida, pero la sospecha siempre se cierne sobre su cabeza. Es valiente, pero está muy asustada. Es optimista, pero al mismo tiempo teme lo peor. Tuve suerte de que tuviésemos tiempo de prepararlo, repasar la historia en el lugar de los hechos. No teníamos continuidad en el rodaje, por lo que el ensayo ayudó a los actores a memorizar el ritmo de una determinada escena, y la velocidad, emociones y energía que había en su cuerpo