KNEECAP
(Irlanda, 2024) 105´

Zuzendaria: Rich Peppiat
Gidoia: Rich Peppiat
Historioa: Rich Peppiatt, Móglaí Bap, Mo Chara, DJ Próvai
Aktoreak: Mo Chara, Móglaí Bap, Mo Chara,Dj, Provái, Michael Fassbender
Musika: Michael ‘Mikey’ J Asante, Gemma Doherty
Argazkilaritza: Ryan Kemaghan
Sinopsia:
Irlandan 80.000 irlandera hiztun daude, 6.000 iparraldean bizi dira eta horietatik hiruk dena hankaz gora jarriko dute Kneecap izeneko rap hirukotea osatzen dutenean. Anarkikoak, basatiak eta edozer egiteko prest euren ama hizkuntza salbatzeko.
Sinopsis:
En Irlanda hay 80.000 hablantes de irlandés, 6.000 viven en el norte y tres de ellos lo van a poner todos patas arriba cuando forman un trío de rap llamado Kneecap. Anárquicos, salvajes y dispuestos a todo para salvar su lengua materna.
El grupo Kneecap, originario de Irlanda del Norte, ha logrado un impacto profundo en la escena del hip hop internacional, combinando la cultura local con el rap y la política. Desde su formación en Belfast, el grupo Kneecap ha utilizado una mezcla de inglés e irlandés en sus letras, destacándose por sus temas satíricos y críticos sobre la vida en Irlanda del Norte. Este enfoque único, junto con su activismo político, les ha colocado como uno de los grupos más relevantes en la música contemporánea irlandesa.
Compuesto por Mo Chara, Móglaí Bap y DJ Próvaí, comenzó su andadura en 2017 con su primer sencillo “C.E.A.R.T.A.” (Derechos, en irlandés). Este tema surge de una experiencia personal de Móglaí Bap, quien se vio envuelto en un incidente con la policía tras participar en una acción a favor de los derechos del idioma irlandés en Belfast. Este evento dio pie a una canción que encapsula el espíritu combativo del grupo, quienes desde el principio han hecho uso de su música para destacar las injusticias y tensiones políticas en Irlanda del Norte.
Fuente: Noé Valtierra. Iamrap
Historia real sobre cómo un trío de raperos anárquicos de Belfast (Irlanda) se convirtió en el máximo referente del movimiento civil por salvarla lengua irlandesa. La película, un biopic cargado de humor, sexo y drogas, está interpretada por los integrantes reales de la banda –Mo Chara, Móglaí Bap y DJ Próvaí–, acompañados porMichael Fassbender(“Shame”) en la piel de un carismático padre convertido en mártir político.
Dirigida y escrita por Rich Peppiatt, de ascendencia irlandesa, “Kneecap” narra en primera persona el inesperado salto a la fama de esta banda formada por dos amigos de la infancia y camellos de clase obrera (Naoise Ó Cairealláin y Liam Óg Ó Hannaidh) que hacen equipo con un profesor de música (JJ Ó Dochartaigh) para formar un grupo que rapea en gaélico irlandés. El primer encuentro entre estos tres figuras tiene lugar en la sala de interrogatorios de la cárcel tras el arresto por desobediencia a la autoridad de Naoise, quien se niega a hablar en inglés y la policía debe recurrir a JJ como intérprete, su trabajo secundario. Es entonces cuando JJ lee en el diario de Naoise grandes rimas cargadas de discurso político y fragmentos de canciones sin producir, y da comienzo su irreverente y singular historia.
No solo de cuestiones políticas hablan sus letras, también de drogas y de violencia en un tono que celebra el concepto “Thug Life”. Es así como el grupo se alza ante el poder establecido y conservador del sistema y ofrece representación a los jóvenes comprometidos con el idioma irlandés que quieren reivindicar su herencia cultural nacional.
La película tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance donde, además de ser la primera película en lengua irlandesa proyectada en el festival, logró el Premio del Público. Allí recogió excelentes reseñas de la crítica especializada, como la de Screen Daily que dice así: “Se podría decir que Kneecap es la bomba y encajaría a la perfección con el tono de la película. (…) Si los bad trips de ketamina, las bromas sobre terroristas y las nalgas pintadas con ‘Brits Out’ (Británicos Fuera) son lo tuyo, Kneecap es la película perfecta para ti”. Asimismo, los medios han destacado las sobresalientes actuaciones de los intérpretes y se ha comparado a la película con títulos como “8 Millas” o “Trainspotting”, predestinándola a convertirse en una película de culto. Por último, recientemente ha arrasado enGalway Film Fleadh, el festival de cine de referencia en Irlanda, consiguiendo los tres máximos galardones: a la Mejor Película, a la Mejor Película en Irlandés y el Premio del Público, un récord nunca antes logrado en los 36 años de recorrido del festival.
Fuente: Filmin
Kneecap es una de esas películas capaces de visualizar el lenguaje que lo compone. Rich Peppiatt debuta con su propia versión de la realidad en una de esas historias que reinventan un grupo de música para fortalecer su esencia. ¿Recuerdas Spiceworld. The Movie? Mejor, Kneecap se la merienda (o se la esnifa) sin remedio.
Con cierto carácter canalla y revolucionario, Peppiatt se alía con los integrantes de la banda de hip-hop irlandés Kneecap para introducirnos en su “verborreica” sonoridad. Lo hace en modo aventura, utilizando a los tres personajes como elementos que contrastan con las ideologías, lenguas y metodologías que representan a Irlanda del Norte. Para ello se basa en ese cine videoclipero, con gangsters de baja estofa, drogas y música que inspiraban los personajes de Irvine Welsh (aunque este sea escocés) en Trainspotting, que en esencia nada tienen que ver, pero el imaginario sirve como punto de partida.
De la película, que ningún sentido tendría ver doblada en cualquier otro idioma que no sea el original, nos sitúa en mitad de un conflicto en el que Kneecap se convierte en cabeza de turco. En un tiempo en el que la revolución ha rebajado su intensidad, dejando a sus defensores sin motivación ni voz, y en el que el irlandés se juega un puesto como lengua oficial cuando ya casi nadie lo habla en las calles, nos encontramos a dos jóvenes que han mamado desde la cuna esos elementos pero que no los viven como su propia lucha y que, además, son poetas. Si cruzamos a un profesor desubicado con un equipo de música y un buen puñado de gente molesta con su presencia, ya tenemos la excusa para arrancar una aventura paralela al nacimiento de un micro-movimiento musical.
En Kneecap compartimos tiempo y espacio con los verdaderos integrantes de la banda, que se mueven con soltura como protagonistas de una historia que han escrito junto al director. No necesitan ayuda ni relleno, pero saben seguir el hilo de los personajes que les acompañan para liar todavía más si cabe ese huracán de ideas en el que se ven succionados. Lo básico sería pensar en ellos creando una banda, creando su música, siendo en definitiva, creativos. Pero parece circunstancial, casi se podría decir que accidental que todo esto suceda, porque crece a partir de las casualidades mientras las subtramas van volviéndose algo capital. Desde los referéndums lingüísticos hasta la mofa de las escisiones de los libertarios, pasando por policías desubicados y dramas familiares, Kneecap sabe mantener el ritmo con la misma facilidad con las que sus pegadizas rimas (sobre-subtituladas para que todos podamos participar de su significado) borbotean de las bocas de los jóvenes. Lo que sale de forma natural siempre funciona, así que fabular sobre lo que funciona, no puede fallar. Ayuda el carisma innato de los protagonistas, y la posibilidad de apoyarse en actores como Michael Fassbender que, como siempre, está espléndido en este caso en su labor de fantasma revolucionario.
Si el título hace referencia a los disparos en las rótulas, lo que de verdad genera dolor aquí es la irreverencia a la hora de normalizar el uso de su propia lengua. Siempre se aboga por una defensa institucional de aquello que afecta directamente al pueblo, y estos jóvenes lo hacen recitando sobre drogas, sexo, ideales anarquistas mezclados con puro nihilismo, llevando a su lírica un poco de calle, algo que no se puede elevar a las altas esferas y que para las élites puede llegar a ser molesto, por lo que su fondo de materialización de grandes ideas da para una batalla visual en la que todo el mundo, por un motivo u otro, les intenta silenciar. Este intervencionismo, que lucha contra el estatismo y rebaja de nuevo la lucha a las minorías capaces de disfrutar además de pelear constantemente, se transforma en un ‹beef› entre los Kneecap y la mitad de la población de Belfast que resulta electrizante, divertido, pegadizo y gamberro, términos que definen una película más allá del ‹biopic› o de la referencia cultural de turno, dispuesta a rescatar una experiencia en la que te quieres quedar un rato más, coreando eso de “otra, otra” como si estuvieras en mitad de un concierto.
Fuente: cinemaldito.com. Cristina Ejarque
Utzi iruzkina