MONSTRUO
Japonia (126´)

Zuzendaria: Hirokazu Koreeda
Gidoia: Yuji Sakamoto
Musika: Ryūichi Sakamoto
Argazkilaritza: Ryûto Kondô
Aktoreak: Soya Kurokawa, Hiiragi Hinata, Sakura Ando, Eita Nagayama, Mitsuki Takahata, Akihiro Kakuta
Sariak:
- 76. Cannesko film jaialdia: film onenari izendapena
- 76. Cannesko film jaialdia: gidoi onenari saria (Yuji Sakamoto)
- 26. britainiar zinema independientaren sariak. Nazioarteko film independiente onenari izendapena.
Sinopsia
Minato, bere semea , arraro jokatzen hasten denean, amak zerbait gaizki dagoela sumatzen du. Horren guztiaren arduraduna irakaslea dela deskubrituz, eskolan sartuko da zer gertatzen ari den jakiteko. Baina istorioa amaren, irakaslearen eta mutilaren ikuspuntutik aurrera doan heinean, egia argira ateratzen da, apurka-apurka…
Sinopsis
Cuando su joven hijo Minato empieza a comportarse de forma extraña, su madre siente que algo va mal. Al descubrir que el responsable de todo ello es un profesor, irrumpe en la escuela exigiendo saber qué está pasando. Pero a medida que la historia se desarrolla a través de los ojos de la madre, el profesor y el niño, la verdad va saliendo a la luz, poco a poco…
Lo que la verdad esconde: ‘Monstruo’, de Hirokazu Koreeda
A la pregunta «¿quién es el monstruo?» se le pueden dar distintas utilidades: por un lado, esa es la expresión que los niños repiten a modo de juego en el último trabajo de Hirokazu Koreeda; por otro, sirve para plantear el interrogante sobre el que se identifica la propia película. Sin salir del terreno cinematográfico, en cierta tradición del cine japonés la referencia podría ser incluso algo más fantástica: lo monstruoso (encarnado de forma icónica y extendida en la figura de Godzilla y el género nipón de kaijus) es lo que permite representar el miedo, una forma de reducir a un símbolo aquello que atenta a lo grande contra la naturaleza humana, y la pone en peligro a escalas descomunales. Pero que esto no lleve a confusión: no hay nada más antagónico a los kaijus que las películas de Koreeda. Al menos en lo que a estilo y tono se refiere. Y sin embargo… Monstruo.
Monstruo es una de esas películas construidas a partir de múltiples capas, de distintas historias que se complementan. Poco a poco, mientras unas se amontonan sobre otras, se repiten, se retuercen o se esquivan, van abriéndose pequeños puntos de luz en su desarrollo, como hacían las gotas en esa ventana, dejando pasar cierta claridad que permite entender mejor el conjunto, pero también constatando que intentar alumbrar completamente el interior (o el trasfondo) puede ser una tarea imposible. La forma en que se cruzan o avanzan en paralelo estos relatos es un mecanismo narrativo para llegar a la verdad, como si esta fuese el final de un camino en el que todos ellos tienen que desembocar.
Y es que Koreeda busca la verdad con cada una de sus películas. Una verdad que, sin embargo, no es única ni indiscutible, sino individual y personal. En El tercer asesinato, uno de sus trabajos más recientes, esta búsqueda ocupaba el centro de la trama: el thriller cuestionaba los mecanismos judiciales y legales de un sistema que más que averiguar la verdad se empeña en buscar culpables, poniendo en entredicho la naturaleza de este concepto tan subjetivo. En La verdad de nuevo surge aquí esta cuestión, elevada a su mismo título, esta vez apelando a la subjetividad y la memoria como refugio de lo real. Para Koreeda la verdad depende del punto de vista, de la persona y del momento. Así lo ha definido en múltiples entrevistas y así lo reafirma su cine. Ya sea a través de una ardua y emocionante investigación policial, o escarbando en la memoria de una actriz sin recuerdos, perseguir tan esquivo concepto es una acción inevitable del ser humano que, incapaz de aceptar imposiciones, compone relatos para encontrarla. Al fin y al cabo, es lo que define cualquier tipo de manifestación artística: la creación como mecanismo de búsqueda de lo verdadero. Escritores, novelistas, cineastas… todos ellos crean historias que parten en mayor o menor medida de lo real para erigir mundos fantásticos, imaginarios o realistas con los que representar la verdad del hombre. Monstruo se sirve de estos mismos mecanismos, los de la creación, para contar tres historias y llegar así a definir lo que es verídico en todas ellas. Cierto es que el cineasta no inventa nada nuevo: en Rashomon, Akira Kurosawa volvía sobre un mismo suceso tres veces pero adoptando una perspectiva distinta en cada uno para poder esclarecerlo. Pero mientras que en la cinta de 1950 la repetición era parte de la trama, en Monstruo es parte de su estructura narrativa, abriendo las distintas perspectivas al espectador pero no a sus personajes. Koreeda sitúa así la verdad en un equidistante punto entre las tres perspectivas y dejándola en un lugar al que solo tiene acceso el espectador, que tiene un asiento preferente ante lo sucedido.
Pero no es cualquier verdad la que le interesa al cineasta nipón. Porque la pregunta está clara: ¿Quién es el monstruo? Una y otra vez, Koreeda bucea hasta las profundidades del individuo para entender la naturaleza humana. Quizá este sea el principio fundamental que recorre toda su obra, un corpus fílmico que podría entenderse como un tratado filosófico sobre el sentido de la existencia. La paternidad, los vínculos familiares o el sentido de pertenencia son algunos de los temas que explora en sus filmes, haciendo un acercamiento muy minucioso a estas cuestiones y derivando en otras de mayor alcance como la justicia, el amor o la raíz del mal, como en este caso. Otro cineasta japonés, Ryusuke Hamaguchi, se plantea en su último largometraje El mal no existe (2023) una cuestión similar a la que Koreeda aborda en Monstruo. A pesar de la rotundidad de su título, el film de Hamaguchi deja la puerta abierta a distintas interpretaciones sin imponer ningún tipo de tesis a favor o en contra. Koreeda, sin embargo, parte de un lugar distinto que lleva implícita una postura a favor de su existencia: una vez producido el mal, ¿quién es el responsable? Y aquí es cuando comienza el fuego cruzado, el encuentro de miradas, la intersección narrativa, la pluralidad de puntos de vista. Pero si algo nos enseña el cine (y la vida) es que el camino que lleva a la verdad está muy transitado. Así, múltiples subtramas van surgiendo y haciéndose visibles: subtextos que definen una realidad condicionada por la masculinidad tóxica, el bullying o la homofobia. La vulnerabilidad infantil o la soledad en el entorno familiar son algunos de los destellos (o fogonazos) que delatan ese fondo en el que bullen el odio o el miedo. Pero decíamos que este no es un cine de kaijus. Al contrario, Koreeda es el maestro de las segundas oportunidades. Renacer o reinventarse es el privilegio del ser humano y la condición propia de los niños. Por eso siempre hay un después de la tormenta en su cine, porque la lluvia cesará en algún momento, el barro terminará por desvanecerse dejando espacio para empezar de nuevo. Puede que incluso la tempestad sea tan fuerte que pueda arrastrar a los monstruos con ella. En cualquier caso, habrá que seguir buscando la verdad para poder identificar bien en el universo de cada uno quién es el auténtico monstruo.
Cristina Aparicio ( http://www.jotdown.es)
Entrevista con Hirokazu Koreeda
Esta es la primera película para la que no ha escrito el guión, desde Maboroshi no hikari. ¿Qué le resulta diferente cuando tiene que dirigir la historia escrita por otra persona?
Puede que sea diferente, pero en este caso particular, aunque no lo haya escrito yo, no significa que simplemente me entregaron un guión. Durante cuatro años, el guionista y yo trabajamos juntos para desarrollar esta historia, para que no pareciera algo que alguien más había escrito. No es algo nuevo para mí. Aunque fui una gran parte de la escritura, la forma en que se hizo ha sido bastante diferente a la forma como yo podría hacerlo. Ha sido un desafío y un buen estímulo para mí, he aprendido mucho de esta experiencia
Tampoco ha rodado en Japón desde Shoplifter ¿Hay una forma diferente de dirigir una película en Corea o Francia? Hay una conexión diferente en su película si la rueda en otro país que no es Japón.
Cuando escribo un guión lo escribo en japonés y luego se traduce a otro idioma, francés, coreano. Y, cuando hablo con los actores siempre me dicen que esta es una forma más normal de hacer las cosas y es posible que se vayan realizando cambios, pero para mí, al escribir el guión no hay diferencia en esa parte de la escritura. Luego, a la hora de dirigir ,no requiero un lenguaje para eso. Cuando estábamos en Francia y rodaba con Catherine Deneuve podía saber si la escena era buena o mala, podía sentir si estaba funcionando o no. Pero algo se pierde cuando escribo un guión para un idioma que no conozco. Es un proceso continuo y estoy tratando de descubrir cuál es la mejor manera de hacerlo.
¿Diría que el tema en Monstruo es la búsqueda de la verdad?
En cierto sentido si. Diría que cada personaje está buscando su propia verdad, pero todos fallan.
Es muy interesante cómo en los primeros minutos los espectadores odian al maestro. Pero luego ven lo que ocurre y se ven obligados a cambiar su punto de vista, algo que ocurre a partir de allí una y otra vez.
Es una manera muy interesante de contar las cosas, se te presenta la historia de determinada manera, pero luego aparece algo que niega lo anterior. Lo que se muestra en la pantalla te convence de que esta es la manera correcta de entender las cosas, y luego te lo vuelven a negar. Es una forma de construir muy atractiva para un realizador. Es una narrativa muy distinta y muy interesante. La forma en la que la historia está construida, y en la que está narrada, es totalmente diferente de cómo lo hubiese hecho yo. En los hechos, me atrevería a decir que mis películas anteriores no tenían una estructura muy fuerte a nivel narrativo, y en cambio Monster si la tiene. En la manera de contar lo que está pasando esto fue algo completamente diferente.
Una de mis películas favoritas es Rashomon y siento que usó la inspiración para ver la misma historia desde distintos puntos de vista, con un final y una resolución. Creo que es la primera vez que hace algo así, ¿quería crear algo diferente para los espectadores?
Sakamoto nunca dijo que se hubiera inspirado en Rashomon, no estaba consciente de haberlo hecho. Yo pienso que esa película es maravillosa y es muy interesante como cada personaje tiene su propia historia diferente y eso cambia la perspectiva.
En ese sentido hay una similitud, el hecho de que la película está dividida en tres partes y aunque es así, la película es una sola historia, con una historia única para cada protagonista, sin que dejaran de ser conscientes de como está narrada la película.
Ruben Peralta Rigauld (www.cocalecas.net)
Utzi iruzkina